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¡Feliz Pascua de Resurrección !

¡Feliz Pascua de Resurrección !

Querida Comunidad Ignaciana,

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

Hoy la Iglesia universal se alegra y celebra la Resurrección de Jesús.

¡¡¡Cristo ha Resucitado!!!

 

Sin embargo, hoy, al mirar nuestro mundo vemos dolor, enfermedad,

muerte, incertidumbre, injusticia, miedo, encierro a causa de una pandemia mundial. Entonces, surgen varias preguntas: ¿Qué estamos celebrando?, ¿por qué decimos FELIZ en medio del dolor?, ¿por qué a pesar de lo que estamos viviendo nos saludamos y deseamos una Feliz Pascua de Resurrección?

 

Sin duda, la respuesta está en la persona de Jesús, en su vida, su pasión, muerte y, especialmente, en su Resurrección. Tal como afirma el Papa Francisco en una de sus catequesis: ”La resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva vida para todos los hombres y mujeres, porque la verdadera renovación comienza siempre desde el corazón. Pero (…) también es el comienzo de un mundo nuevo, liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte: el mundo al fin se abrió al Reino de Dios, Reino de amor, de paz y de fraternidad...”

 

Si, Cristo Resucitado es nuestra esperanza, Él es testimonio de la victoria del Amor de Dios sobre el pecado y la muerte. Esta es la Buena Noticia que celebramos y anunciamos: La injusticia, el dolor y la muerte no es la última palabra en nuestra vida, sino la plenitud que Dios nos regala en su Resurrección.

 

Los textos bíblicos describen bellamente lo que la Resurrección no sólo le

hace Jesús, sino a todos nosotros a través del testimonio de las mujeres y sus discípulos. Mateo, en su Evangelio, nos narra cuando las mujeres van a visitar el Sepulcro, el primer día de la semana, y encuentran que la piedra de la entrada está corrida y que Jesús no está allí dentro. Ellas buscaban al crucificado, y un Ángel les dice: Él no está aquí, ha resucitado como había dicho.

 

El evangelista Mateo nos interpela con esta narración: las mujeres van al

sepulcro, al lugar de la muerte, donde no hay vida. Es más, hace hincapié

afirmando que sabe que están buscando al Crucificado… al que está muerto.

 

En nuestras vidas muchas veces nos experimentamos dentro de nuestros propios sepulcros, donde pareciera que no hay vida, que todo está muerto, que no hay esperanza, que lo único que impera es el dolor, la enfermedad, la crisis sanitaria…

 

Sin embargo, Jesús abre el sepulcro, corre la piedra y de aquel lugar donde

solo había muerte, surge la Vida y la Vida en abundancia. Si miramos con

detención aquellos sepulcros en nuestra vida, podemos ver signos de Resurrección, una caricia, un gesto amable, personas que son capaces de arriesgar su propia vida por atender a otros. Así lo vemos diariamente en miles de personas que en hospitales, consultorios, salas de urgencias, se la están jugando para que la muerte no sea la última palabra.

 

Por tanto, decir Feliz Pascua, en este tiempo, no es una frase vacía sin

contenido, o bien, obviando la realidad que vivimos sino, muy por el contrario, es la invitación que Dios nos hace desde nuestra realidad a ser comunidad, a construir relaciones fraternas, solidarias, a dar vida, a preocuparnos por los demás, y especialmente por aquellos que más lo necesitan.

 

Con toda certeza Dios sale a nuestro encuentro, también en nuestros propios sepulcros. Sólo debemos reconocerlo y asumir la misión que nos entrega: anunciar a todos, en mi familia, en mi trabajo, con mis compañeros de curso, la Buena noticia de la Resurrección.

 

Hoy más que nunca decimos con toda la fuerza de la fe,

¡Feliz Pascua de Resurrección querida comunidad Ignaciana!


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